miércoles, junio 08, 2016

El pensamiento negativo






















La usada excusa: “No soy pesimista, soy realista”, indica que muchas acepciones de la interpretación de una realidad pueden ser varias.  El “aparentar” sentirse bien, atrae a las personas que uno trata la diaria. El pensar que alguien tenga el menester de estar bien es realmente complicado, porque maquilla una realidad que no es la misma en el pensamiento.

Estoy de acuerdo que hay que salir del estado de negatividad, pero el pensamiento negativo, da un baño de aceptación  qué no siempre se llega a ser lo que quiere, o sentirse como anhela.  

Los apartados publicitarios del tipo: “Nada es imposible”, es demasiado ambicioso, y hace caer a la gente, muy fácilmente a la frustración. El pensamiento negativo en este caso aplicaría: “Hay muchas cosas imposibles, si intentas alguna, ya sabías el resultado”.  Del cual, se desprendería, el optimismo: “No hay nada que perder”.

Yo tengo una conceptualización negativa en muchos aspectos: social, laboral y hasta económico.  Mi estrategia es partir de la base que soy limitado en todo esto (de hecho, por supuesto, lo soy) e intento pelotazos en los cuales, en muchas oportunidades me he asombrado y sorprendido por los resultados.  En consecuencia, celebro las cosas nimias, y me siento feliz fácilmente.
Ciertos autores ven el pensamiento positivo como infantil, sin tener conciencia de como funciona, por ejemplo en las fiestas de cumpleaños, navideñas, etc.  Es obligatorio sentirse bien. 

La ansiedad que genera que todo va a estar bien, deja de lado los posibles peores escenarios a despojarlos del futuro. Se sabe que están, pero por positividad no se cree que esto puede ocurrir.
Oliver Bukerman dice que el camino negativo se acerca más al realismo: el futuro es incierto y los sucesos suelen ser diferentes a lo que queríamos. Este estado tolerante nos permite adaptarnos a lo que vendrá.  Steve Jobs dejó la siguiente frase: “acordate que vas a morir es la mejor forma de evitar la trampa de que tienes algo que perder”.

Yo no puedo ser ni lograr lo que las personas que me rodearon llegaron a ser, supongo que evolucionaron y son socialmente aceptados. Yo soy, efímeramente aceptado, por los derrapes acontecidos.  El pensamiento negativo, es decir, que una cosa no puede acaecer, permite a tener un plan B.  Por ejemplo preguntas del tipo: ¿Si no me aceptan más en el trabajo que hago? ¿Si ya no hay quien guste de mi por ser chato y aburrido? ¿Si pierdo el colchón económico, como me ajusto? ¿Si no puedo hacer más determinada física, como reacciono? 

Los pensamientos negativos me permitieron a tener planes B, como por ejemplo aprendí a salir solo, a realizar actividades solo, a ser independiente, a rebelarme contra las personas que no encajo, a enamorarme.   En definitiva, a potenciar mi creatividad, ante escenarios imprevisibles y peores de lo que creo. 

El pensamiento negativo ayuda a actuar a la previsibilidad. Sin embargo, el miedo está y el pensamiento negativo puede bloquearte, noquearte, insultarte y vivir en un abismo.   Se convertiría en un pensamiento negativo inútil, sin reacción alguna.

No se puede vivir negativo, pero tampoco todo estará como se planea.

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